domingo, 15 de junio de 2008

Arco Iris

Cuando llegué a casa luego de mi cita con Sakura abracé a Micifuz con alegría, quería gritar lo feliz que estaba, cómo toda una temporada de tristeza se había eliminado en una sola noche con la llegada de un sol primaveral.

Hoy…luego de un mes si es que no más de estar viendo a Sakura y dormir armoniosamente a su lado o besarle por horas sobre la cama, hemos hecho el amor de nuevo. Pero esta vez fue diferente, muy distinta a la primera vez que tuvimos sexo. Fue como que la categoría de clientexscort hubiese desaparecido y sobre esa cama de hotel solo estuvieran Sakura y Hide entregándose al deseo. Novelesco no?

Será algo que no podré olvidar, que se quedó grabado a fuego en mi persona, su aliento, sus dedos, sus besos, su cuerpo…

Todo comenzó cual otra cita, cena, paseo, charla y hotel. Sin embargo, esta vez el hotel no era el Hilton. Era un paradisíaco onsen con aguas termales y habitaciones con futones en lugar camas. La nuestra era hermosa, adornada con bambú y replicas de pinturas antiguas de geishas y samurais, todo a media luz. Me preguntó si me gustaba el lugar mientras me abrazaba, contesté emocionado que sí depositándole un beso en la mejilla y entonces tomó mis manos entre las suyas como si fuese en cualquier momento a arrodillarse y pedirme matrimonio jajaja, y mirándome a los ojos me besó, yo esperaba que me dijese algo, pero creo que su beso lo dijo todo y más. Nunca antes había tenido sexo en un futon asi que esta experiencia fue encantadora. Sakura era suave como si yo de verdad tuviera aun intacta la virginidad. Me abrazaba lento y me besaba con ternura, acariciaba mi rostro y tocaba mi pelo. Yo me enamoré de él en ese instante mas que nunca, nadie me trataba así en la cama, nadie me hacía sentir especial y querido. Cuidaba de mi y de cada aspecto, quería que lo disfrutara si era posible más que él. Me desnudó despacio, primero el sweater para besarle los hombros, luego la camisa de tirantes, mientras intentaba librarme de los pantalones succionaba la piel de mi cuello…

Cuando él estuvo también sin ropa nos miramos largo rato en silencio, luego nos abrazamos hasta sentir el corazón de uno latiendo aprisa sobre el otro, y dijo lo que siempre quise escuchar “Te quiero…”

Es increíble como una palabra puede subirte al Cielo, justo entonces ya no supe más de mi, todo fue divino y poco terrenal, sus caricias sublimes, la forma cuidadosa con la que me penetró, los besos en los labios, escucharle decir mi nombre, los movimientos suaves que ejercía en mi interior, yo me aferraba a su espalda y lloraba…lloraba de alegría, de sentimientos inexplicables, y finalmente en mis pupilas brilló un arco iris que no supe si fue acaso el orgasmo o el amor, quizás, porque no, una mezcla fantástica de ambos. Es como si por fin tuviera la oportunidad de amar y ser amado…ser feliz.

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