sábado, 17 de mayo de 2008

Sobre Tokio, Tetsu y lo demás

En la puerta del orfanato estaba Tetsu con su sonrisa aniñada y sus ojos chispeantes, pero aun así no era el Tetsu que me imaginé por tres años.

Delgado y de ropa extravagante, su cabello largo se encontraba teñido en un rojizo casi anaranjado, los lentes de sol le cubrían gran parte del rostro.

Se acercó a mí y me abrazó, su aroma era dulce como el perfume de una chica.

Me tomó del brazo y me ayudó con una de mis maletas, camino a la estación de trenes me platicaba emocionado lo que me esperaba en Tokio y yo no podía dejar de mirarle porque aunque era tierno y protector como el Tetsu del orfanato, sentía que algo en su interior se había roto…

Tokio es más de lo que las palabras pudieran expresar. Tanta gente, tanta luz, los sonidos de autos, canciones, el ajetreo, los grandes edificios. Casi me siento como la primera vez que llegué al orfanato, perdido y asustado…sin soltar a Tetsu de la mano por temor a extraviarme en semejante lugar.

Pero me acostumbraré, porque sus calles son tan bellas y llenas de vida que me gustará una vez que comience a caminarlas.

Y todo lo demás se resume al departamento de Tet-chan. Se encuentra localizado en una zona de poca iluminación donde resaltan los moteles de paso, esos donde las parejas se encuentran para tener un apasionado encuentro sexual.

Tetsu dice que, a pesar de eso, la zona no es tan mala y que sobre todo le queda cerca su lugar de trabajo.

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