miércoles, 21 de mayo de 2008

Viajando

Las primeras veces en todas las cosas que hagas son las más difíciles.

La primera vez que vas a clases, la primera vez que pierdes un diente, la primera vez que tienes sexo, la primera vez que te enamoras.

Mi primer cliente fue un hombre de 47 años. Tan cercano a la descripción de Tetsu, rico, culto y libidinoso. La cena fue cosa fácil, solo tenía que mirarle como si estuviese atento realmente a lo que decía y sonreír encantadoramente.

Hable un par de ocasiones siempre dándole la razón. Su mano recorría mi rodilla bajó la mesa. Y la primera vez con él en ese Hotel fue terrible, quizás peor que la de Gackt. Este hombre me arrojó a la cama cual si fuera simplemente una muñeca de porcelana y se sació con mi cuerpo sin remordimientos.

La primera vez que tienes que separar tu cuerpo de tu mente es difícil también.

Más luego, con los demás clientes aprendí la técnica de “viajar”

Las fiestas, las charlas, las cenas y las copas eran simples, pero en el mismo instante en que ponía un pie en la pieza del motel…respiraba tres veces antes de desconectar cuerpo y mente…

Mi cuerpo podría estar ahí, en esas camas viejas siendo recorrido por manos, siendo invadido una y otra vez…pero mi espíritu viajaba a las calles luminosas de Tokio y los jardines del orfanato…

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